
"Dichoso del que non oi
más música que la gaita,
nin lu ximielga otru baile
que´l xiringüelu y la danza,
nin tien más fe que la fe
de sus padres heredada,
nin calez con otru sol
que´l sol de la so quintana,
nin piensa más que n´Asturies,
nin fala más qu´en so fala...
pos ye la patria pequeña
lo que-y reblinca nel alma."
(Marcos del Torniellu, d´llibru "Forgaxes")
"El 22 de septiembre de 1860, el capitán Brighton del ballenero “Hope” anotó en su cuaderno de bitácora que habían dado caza a una ballena hasta el límite de la barrera helada de la Antártida, pero había logrado escapar. Una hora más tarde Brighton hizo otra anotación en el cuaderno que dejaría impresionados y perplejos a los conocedores del mar. Acababa de subir a cubierta cuando la enorme muralla de hielo empezó a desgajarse con gran estruendo y
los acantilados de hielo se precipitaron al mar. Afortunadamente, el “Hope” se encontraba a unos cien metros de distancia y estaba a salvo de los derrumbes. De pronto unos tripulantes exclamaron y señalaron con pavor; acababa de aparecer lentamente un barco, del interior de una de las brechas abiertas en la pared de hielo. La jarcia de esta aparición estaba recubierta de hielo y nieve, las velas no eran más que unos jirones congelados y el barco estaba gravemente dañado, pero seguía a flote. Lo que había espantado a los hombres de Brighton era la tripulación de aquel naufragio flotante: siete hombres de pie, envueltos en una capa de hielo tan duro como el acero, como si se trataran de estatuas de piedra. “¡El holandés errante!”, exclamaron con terror algunos tripulantes del “Hope”, pero el capitán Brighton les tranquilizó. Pidió un bote para acercarse a investigar; subió a bordo y exploró el barco en busca de alguna pista. Cuando abrió el camarote del capitán, se encontró con un hombre sentado frente a su escritorio, con una pluma en la mano para escribir en el cuaderno de bitácora; se trataba sin duda del capitán de la embarcación siniestrada. Brighton le dirigió algunas palabras pero el hombre permaneció callado, ya que estaba muerto y congelado hasta la médula. Entonces el capitán Brighton consultó el cuaderno de bitácora: el barco era una goleta inglesa llamada “Jenny”, que había recalado por última vez en el puerto peruano de Lima. La ultima anotación afirmaba que “llevamos 71 días sin comida. Soy el único que queda con vida”.
La anotación estaba fechada el 4 de mayo de 1823. La goleta “Jenny” había pasado alrededor de treinta y siete años atrapada y comprimida por las paredes de hielo en la orilla de la Antártida. En otro camarote hallaron el cuerpo de una mujer, perfectamente preservado como los demás tripulantes por el gélido clima de aquella región.
Los tripulantes del “Hope” organizaron un funeral marítimo por los nueve fallecidos y a su regreso a Inglaterra, el capitán Brighton entregó el cuaderno de bitácora y relató a las autoridades navales la insólita historia de la goleta “Jenny”, prisionera del hielo."
El Tiempo, ya se sabe, calza las botas de las siete leguas, y escapa, y no hay manera, y también es verdad que los años que nos roba, nos los paga haciéndonos un pizcu más observadores, un pizcu más reflexivos. Día de Todos los Santos, puede haber mejor reflexión?Día otoñal del norte, agua al amanecer, agua al mediodía, todo el día agua y viaje a Carrió. En el cementerio de la Parroquia de Carrió, están mis muertos, el abuelo, que quiero mantener idealizado, la abuela, Sportinguista hasta la médula, mi Padre, ese si que era un Paisano, los bisabuelos… que por cierto, participaron significativamente en la construcción de las
cercanas escuelas, ellos venían de San Jorge, el tío José, todo un personaje que terminó de regular manera sus días, Juanito, que no tuvo ocasión de disfrutar la vida, una tarde soleada de un mes de abril, la rueda derecha de un carro se empeño en deshacerle la cabeza…, mi Madre, y su hermana Argentina, ayudadas por Mª Inés, le dan los últimos toques a las flores que trajeron para este momento.¡Cuanto amor en las manos que limpian las cenizas que la cercana térmica dejó depositadas anoche!. Jesús, el párroco, como llovía no se acercó al Campo Santo. Y se te apetece mirar al cielo, y no puedes, y se te apetece mirar el horizonte, y no lo encuentras. 
A la entrada del cementerio la reunión de todos los años. Saludos, un poco de cháchara...
- ¡Hola Tino! Como te va? Te veo más joven.
- Vahh... bien
- uyhh ¡que bien más churretoso! Que pasa ¿no te encuentres en La Calzada?
- El pisu no está mal, pero... no tien güertu
- Y la tu muyer?
- Ella arramália meyor, ya aprendió a escobiar pa dentro
- Oye Tino, alguien colaboró contigo en la negociación para abandonar la casa?
- Que si alguien que...?? 
La Casa de los Caredo, construida con gran esfuerzo y, según tengo escuchado, con algo de ayuda procedente del estraperlo del Musel (no me hacer mucho caso, igual estoy fuera bolos...) es otra de las cerradas por el desalojo de la Parroquia de Carrió, en Aboño, el güertu ya empieza a ser evidente que no hay manos para domeñarlo.
En La Campa Torres, alguien puso unas flores,
El próximo martes, 4 de noviembre, empieza la partida. El costoso juego al que está siendo sometida Asturias en los últimos tiempos empezará una fase decisiva. El tablero ya tiene todas las piezas situadas. Incomprensiblemente, la Administración empieza jugando con ventaja, todo el trabajo de asociaciones, grupos o particulares tramitando alegaciones a los diversos propósitos energético/gasistico/superinfraestructural presentados, no sirven de nada, no se responden y se hace invitación para que este día 4, un maratón de “invitados” acudan a Oviedo. En fin, veremos si las “Autoridades” creen que con un Carrió es suficiente experiencia, o convertimos toda Asturias en una parroquia grande, lista para el re/alojo.

J. Pablo García
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